Un artículo de HORIZONTES COLECTIVOS · Espacio colaborativo entre Cuidadores de destinos, Huella Futura y Jennifer Peral
Artículo de Silvia Briegas Martín, Directora de Descubrir Tours
El turismo tiene un poder inmenso. Nos permite descubrir rincones del mundo, conectar con culturas diferentes y, en muchos casos, cambiar nuestra forma de ver la vida.
Pero, ¿qué pasa cuando, sin querer, dañamos esos mismos lugares que tanto amamos visitar?
Lo que podría ser una experiencia enriquecedora puede tener consecuencias negativas si no se hace de manera responsable. Como viajera apasionada y defensora del turismo sostenible, creo firmemente que podemos viajar mejor, que podemos disfrutar sin dejar huella negativa en el planeta ni en las comunidades que nos acogen.
El turismo, una de las industrias más grandes y de mayor crecimiento a nivel mundial, puede ser un motor de desarrollo económico, cultural y social. Sin embargo, su impacto ambiental y sociocultural es objeto de creciente preocupación. A medida que más personas viajan y los destinos se popularizan, la necesidad de un turismo sostenible y responsable se vuelve ineludible. En este contexto, quienes trabajamos en la oferta turística tenemos la oportunidad y la responsabilidad de influir positivamente en el rumbo que toma la industria.
Tras casi 20 años de experiencia profesional en el sector, he llegado a la conclusión de que, para que la oferta turística cambie, primero tenemos que cambiar la forma en la que viajamos. Desde las empresas turísticas, y en concreto, desde las agencias de viajes, podemos guiar a nuestros clientes hacia opciones más sostenibles y, sobre todo, educar para que entendamos por qué el turismo responsable no es solo una opción, sino el camino que deberíamos tomar si queremos seguir viajando en el futuro.
La demanda como motor del cambio: el poder del viajero consciente
Muchas veces escucho que «el turismo tiene que ser más sostenible», y estoy completamente de acuerdo. Pero el turismo no es algo que pase de manera aislada. Está formado por personas, por viajeros como tú y como yo. Así que, si queremos un turismo diferente, tiene que empezar por nosotros, los que viajamos. No podemos esperar que las grandes cadenas hoteleras o los operadores turísticos cambien de la noche a la mañana si nosotros seguimos pidiendo lo mismo de siempre: los mismos destinos saturados, las mismas actividades que agotan los recursos locales. En el fondo, el viajero tiene muchísimo poder, aunque a veces no lo sepa.
Piensa en esto: si cada vez más personas piden alojamientos ecológicos o actividades que respeten la cultura local, las empresas tendrán que adaptarse. No tendrán otra opción. Y esto ya está empezando a pasar. La demanda de turismo responsable ha ido creciendo en los últimos años, especialmente entre los más jóvenes, que están mucho más concienciados con temas como el cambio climático o la justicia social. Pero todavía queda mucho por hacer. La oferta sostenible sigue siendo, en muchos casos, una opción minoritaria, casi «de nicho», cuando debería ser la norma.
Entonces, ¿cómo logramos que el viajero se transforme en esa pieza clave del cambio?
Desde las agencias, podemos comenzar el diálogo con nuestros clientes explicándoles los impactos del turismo convencional. La mayoría de los viajeros no son conscientes de que las vacaciones de sol y playa que parecen inofensivas pueden tener un costo alto para el entorno local, o que visitar destinos masificados contribuye al desgaste cultural y ambiental de esos lugares. Informar es el primer paso para que el turista reevalúe sus hábitos.
Facilitar la transición a un turismo responsable, una tarea de todos
Como agente de viajes, me enfrento todos los días al desafío de encontrar opciones sostenibles que no solo sean buenas para el planeta, sino también atractivas para los viajeros.
Lo confieso, no siempre es fácil.
Aquí está la clave: si queremos que más personas elijan un turismo responsable, tenemos que hacer que esas opciones estén al alcance de la mano. No pueden ser algo difícil de encontrar o de precio inalcanzable. Al contrario, en lugar de tratar las experiencias responsables como algo exclusivo o alternativo, es clave que empecemos a incluir opciones sostenibles como parte estándar de nuestros catálogos
¿Qué significa esto en la práctica? Pues, por ejemplo, incluir alojamientos que cuenten con certificaciones ecológicas, pero que también ofrezcan encanto, confort y un buen servicio. O proponer actividades que promuevan el respeto por las comunidades locales, pero que sigan siendo emocionantes y memorables para el viajero. Lo importante es que el cliente no sienta que, por elegir una opción sostenible, va a tener que sacrificar calidad o diversión. De hecho, muchas veces, la experiencia es incluso más enriquecedora. Piensa en disfrutar de una comida casera preparada con productos locales en un pequeño restaurante familiar, o en hacer una excursión guiada por un miembro de la comunidad que conoce cada rincón del lugar. Eso es turismo responsable, y es mucho más auténtico que el típico tour masificado.
Además, es necesario que esta oferta se presente de una manera que no abrume al viajero ni lo haga sentir que está renunciando a la calidad o el confort en sus vacaciones. Debemos dejar claro que el turismo responsable no es sinónimo de «menos diversión» o «menos comodidad», sino de una forma diferente y enriquecedora de viajar. Por ejemplo, ofrecer alojamientos ecológicos con encanto o restaurantes locales que utilicen productos de kilómetro cero, puede ser una opción igual de atractiva que los establecimientos tradicionales, pero con un valor añadido en términos de sostenibilidad.
Por otro lado, ya no es suficiente con tener información disponible; debemos hacerla visible y accesible. Desde etiquetas que identifiquen de manera clara qué opciones son sostenibles, hasta la integración de filtros que permitan al viajero buscar por criterios de responsabilidad social y ambiental.
Y también debemos formar alianzas con operadores locales que compartan nuestros valores. Al apoyar a empresas que siguen prácticas responsables, estamos contribuyendo a crear una cadena de valor más sostenible, desde el primer eslabón hasta el último. Este tipo de colaboración es esencial si queremos que el cambio sea real y duradero.
Educar para transformar: la importancia de comunicar el valor del turismo responsable
Para que el viajero elija opciones sostenibles, es fundamental que comprenda no sólo el impacto negativo del turismo convencional, sino también los beneficios que conlleva el turismo responsable. Esta tarea de sensibilización recae en gran parte en nosotros, las empresas turísticas. Es nuestra responsabilidad asegurarnos de que el cliente entienda por qué debería optar por opciones más sostenibles y cómo puede hacerlo sin renunciar a la experiencia de viaje que busca.
La clave está en cómo comunicamos este mensaje. Debemos evitar el tono moralista o de obligación, y en su lugar, apostar por una comunicación que inspire y motive. Por ejemplo, explicar que, al elegir un alojamiento gestionado de manera sostenible, el viajero no solo minimiza su impacto ambiental, sino que también apoya la economía local y preserva la autenticidad cultural del destino.
A lo largo de los años, he visto cómo, cuándo se les explica bien, muchos viajeros se emocionan al descubrir que pueden marcar la diferencia. No todo el mundo sabe, por ejemplo, que el turismo masivo está acabando con la biodiversidad en muchos destinos o que, al elegir actividades que respetan a las comunidades locales, estamos contribuyendo a preservar culturas que, de otro modo, podrían desaparecer. Cuando los viajeros entienden esto, su percepción cambia. Ya no ven el turismo responsable como una opción «cara» o «complicada», sino como algo que tiene un valor añadido. Viajar se convierte en una forma de contribuir, no solo de consumir.
Aquí es donde las historias juegan un papel clave. Contar cómo una comunidad indígena ha logrado revitalizar sus tradiciones gracias al turismo responsable o cómo un pequeño hotel sostenible ha reducido su impacto ambiental puede hacer que el viajero se sienta parte de algo más grande. No se trata solo de vender un producto; se trata de conectar emocionalmente con el viajero, de mostrarle que su elección tiene un impacto real.
Es crucial destacar también que esta educación no solo debe centrarse en los aspectos ambientales. El turismo responsable es una cuestión integral que abarca lo económico, lo social y lo cultural. Por lo tanto, debemos hacer énfasis en cómo cada decisión de viaje afecta a las comunidades locales, los ecosistemas y el patrimonio cultural del destino. El viajero debe entender que su experiencia no termina con la vuelta a casa, sino que tiene un impacto duradero en los lugares que visita.
Conclusión: 3 propuestas para viajar mejor hoy y poder seguir haciéndolo en el futuro
Creo firmemente que todos podemos hacer algo, desde ya, para mejorar la forma en la que viajamos. No tiene que ser un cambio radical de la noche a la mañana, pero hay pequeñas acciones que, sumadas, pueden tener un impacto enorme.
Aquí propongo tres estrategias concretas que las empresas turísticas podemos aplicar desde hoy:
- Incluir un filtro de sostenibilidad en todas nuestras ofertas: Facilitemos al viajero la tarea de identificar opciones responsables dentro de nuestros catálogos. Ya sea a través de etiquetas, descripciones detalladas o filtros de búsqueda, debemos asegurarnos de que las alternativas sostenibles sean visibles y accesibles.
- Ofrecer incentivos por elegir turismo responsable: Podemos incentivar a nuestros clientes a elegir opciones más sostenibles, ya sea con descuentos, promociones especiales o incluso experiencias adicionales que refuercen el valor de su elección responsable.
- Iniciar campañas de sensibilización: No basta con ofrecer productos responsables, debemos explicar por qué son importantes. Podemos hacerlo a través de nuestras webs, redes sociales o incluso, como es nuestro caso en Descubrir, con una serie de TV con ejemplos concretos de turismo responsable y sostenible en diferentes destinos del planeta.
En resumen, «Viajar mejor hoy para que siga siendo posible viajar en el futuro» no es solo un lema, es una responsabilidad compartida que, como profesionales del turismo, debemos asumir y liderar. Si facilitamos el acceso, educamos y motivamos al viajero, no solo mejoraremos la calidad de su experiencia, sino que también aseguraremos la preservación de los destinos para las generaciones venideras.
¡El cambio está en nuestras manos!
